Os saluda la tribu Omaha, una tribu india que ha vivido muchas aventuras durante este campamento.
Nosotros hemos intentado acercarnos a la cultura india y vivir como lo hacían ellos, para ello, nos ambientamos lo máximo posible en su vida, las construcciones de nuestra zona parecían las de un poblado indio, teníamos la tipi, un cercado de piedras, un cementerio, un armero donde guardar las armas que cada uno de nosotros habíamos fabricado, etc.
Los tres primeros días, y también el precampamento, lo dedicamos básicamente a eso, construcciones de grupo, mástil, letrinas, construcciones de zona y transportar material hasta la zona del campamento, cosa que no fue nada fácil. Tuvimos que construir un transbordador para pasar todo por el río, algo que fue duro y pesado, pero al fin y al cabo fue una nueva experiencia, graciosa en los momentos cuando alguien se caía al río.
Durante el primer día, también hicimos una presentación de nuestra tribu a los colonizadores, los vaqueros, para conocerles y saber qué es lo que querían hacer en nuestras tierras.
Por las noches, después de duras jornadas de trabajo, practicábamos nuestros rituales, los cuales nos acercaban a la cultura india. Algunos de estos rituales eran simplemente tradiciones, otros servían para reflexionar o para aprender un modo de vida distinto al nuestro. Después de cada ritual, se entregaba el brazalete de la dignidad a la persona más digna del día, y debía llevarlo con orgullo todo el día siguiente, mostrando a la tribu su honor.
Nuestra empresa se basaba en el cuidado de la naturaleza, tanto en el ayudar a mantenerla limpia, como concienciar y concienciarnos de que es algo importante y debemos mantenerla limpia. Por lo que allí fuimos, y durante un rastreo por el bosque nos adentramos en las riberas del río donde encontramos mogollón de basura que llevaba mucho tiempo allí, desde bolsas de plástico y latas hasta ollas, paelleras, pantalones e incluso orinales.
El día de grupo, hubo un cambio en el plan que había porque llovía, por lo que tuvimos que hacer una cosa diferente a la preparada, pero con la que lo pasamos en grande. Después de dividirnos, cada uno debía escoger un nombre para su territorio, un personaje, y un lema, todo ello vaquero, y competir sobre un mapa para ver qué territorio ganaba y escoger al patrón del poblado. Cada batalla se realizaba por un juego en el que el ganador conquistaba al jugador contario.
Esa misma noche se hizo el ritual de hermanamiento entre indios y vaqueros, donde cada vaquero debía elegir entre Norte, Sur, Este u Oeste, y entrar al lugar del ritual donde la chaman de la tribu realizaría el rito de hermandad mediante oraciones y conjuros. De esta forma conseguimos hermanar a todos los territorios bajo la paz universal que alumbra a los indios.
Como indios nómadas que somos, salimos de marcha en busca de nuevos territorios, a explorar el entorno. Cogimos nuestros caballos, nuestras monturas indias y allá que nos fuimos. Fue una marcha sin duda, diferente. Creíamos que iba a ser mucho más duro, pero fue una experiencia muy divertida y aprendimos a usar las bicis, aunque no siempre era posible ir montado y había que bajar, por ejemplo, para subir al ventanal el primer día. Al día siguiente fuimos a Redondo, visitamos la Cueva de San Bernabé y llegamos hasta Espinosa de los Monteros-
El día de la vuelta paramos en Santelices a comer, y después de ello, seguimos con nuestra empresa. Donde habíamos comido, el merendero del pueblo, resultó ser un lugar bastante lleno de basura. Así que allí estuvimos otra vez, recogiendo todo. Los chavales del pueblo no apreciaban el gesto, y encima tiraban más basura con nosotros delante recogiéndola, aunque seguro que a alguno le dio más vergüenza que otra cosa, y así, aprenderían a cuidar más su propio entorno. Los señores del pueblo sí que nos agradecieron el gesto de buena manera.
Llegamos de la marcha, y tras descansar un poco, nos pusimos a revisar las construcciones para el día de las familias, acabando algunas y limpiando bien nuestras tiendas.
Después del día de los papis, salimos de Raid, por parejas, a buscar trabajo para poder comer y dormir. Algunos tuvieron más suerte y pudieron dormir en colchón, comer muy buena comida e incluso ducharse, y otros no tuvieron tanta suerte y se tuvieron que conformar con el suelo. Además, hicimos trabajos variados, desde limpiar boleras de los pueblos, fuentes, ¡hasta dar de mamar a cabritillas recién nacidas! Con todo, ha sido una experiencia que no se olvidará y que deseamos repetir.
Después de llegar del Raid y contar todas nuestras anécdotas e historias, nos fuimos otra vez con las bicis, a pasar el último día de marcha. Así que allí fuimos, dispuestos a todo otra vez. Durante este día aprovechamos para hacer reflexión de campamento, Consejo de Ley y demás reflexiones.
Llegamos al campamento de nuevo y ya quedaba poco para acabar, así que había que empezar a desmontar algunas cosas. Allí empezamos a llevar algunas cosas de material, desmantelar la zona, desmontar construcciones de grupo, etc.
Al día siguiente por fin llegó, ¡la velada y el boom! La velada fue con actuaciones de cada rama, juegos y bromas, y castigos para aquel que lo hacía mal…muy divertida.
Llegó la cena del BOOM! Los pioneros comimos un riquísimo plato de sopa con salchichas, castigo por habernos cebado por nuestra cuenta durante el campamento… En serio, la sopa estaba maravillosa.
Esto es un poco lo que hemos hecho los pioneros durante este campamento, y así nos despedimos. ¡A disfrutar lo que queda de verano!
Tribu Omaha, Unidad REDCLIMBER