¡Ya estamos de vuelta!
Pero… ¡empecemos por el principio! ¿Os acordáis que los lobatos nos íbamos al campamento para ir a una fiesta a la que nos habían invitado los Monos Bander-log? Pues os contamos todo lo que ha pasado, pero sabed que al final no hubo fiesta.
El día que llegamos los monos se pusieron en contacto con nosotros. Nos dijeron que nos dejaban esa zona para vivir esos 15 días y nos pusieron unas normas que, durante los dos primeros días eran cosas “normales”, como que siempre que bebiésemos agua nos la tenía que dar alguien, llevar la camiseta del revés, cambiarnos una zapatilla con otro miembro de la manada… pero el tercer día nos dijeron que teníamos que dormir en los árboles, despiojarnos como si fuésemos monos y que andásemos a cuatro patas, a lo cual nos negamos, por supuesto.
Los monos se enfadaron y decidieron que la fiesta sería solo para ellos, por lo que nos quedamos sin fiesta. Este último día nos enteramos de que Buldeo, el cazador de la selva, se había escapado de la cárcel y estaba por la zona. Vimos carteles donde pedían una recompensa a quien lo capturase. Sabíamos de Buldeo que estaba en contra de los animales y nosotros, como lobos que somos, decidimos ir en su búsqueda.
Llegamos a estar muy cerca, ya que pudimos oír los disparos de su escopeta. Y pasamos miedo, tanto, que decidimos volver al campamento, y menos mal… ¡Los monos nos lo habían revuelto todo y se habían aliado con Buldeo! Menos una, la Mona Rose, que nos ayudó dándonos una pócima con la que los Viejos Lobos se convirtieron en monos y, a través de ellos, nos transmitió toda la información que ella tenía. Gracias a ella conseguimos separar a los monos de Buldeo y, con una foto de Buldeo con su madre que ella nos dejó, le tendimos una trampa y conseguimos llevarle a la comisaría de Salas de los Infantes.
Y después de todo… ¿no habíamos ido al campamento para una fiesta? Pues sí, y eso mismo pensaron los Viejos Lobos, y nos prepararon un día de fiesta genial en la piscina de La Revilla toda la manada junta. Y también, El Rey Loui se puso en contacto con nosotros, nos dio las gracias por todo y nos pidió disculpas por todo los problemas que nos podía haber ocasionado.
¡Y esto no fue todo! Nos pasamos los días jugando, baños en el río, juegos en la lona, deportes en la campa, construcciones, días de piscina, actividades de naturaleza, orientación, fe, veladas nocturnas, marcha… ha sido un campamento increíble, lleno de momentos para recordar y de experiencias únicas. Hemos madurado, hemos conseguido ser un poco más autosuficientes y nos hemos conocido y unido aun más como manada. Hemos disfrutado de juegos y tiempos libres con el resto de ramas del grupo y hemos aprendido mucho de ellos.
Y dentro de la Manada dos lobeznos hicieron su Promesa del Lobato, dos lobatas consiguieron su Gran Huella y ocho lobatos abandonaron la Manada Seeonee para empezar a formar parte de la Tropa Impeesa ¡ENHORABUENA A TODOS!
Y esto ha sido todo contado con pocas palabras, lo bueno son los recuerdos que siempre tendremos. Ahora esperamos ansiosos la nueva ronda para continuar con mil historias junto con nuestros amigos de manada. Pero hasta entonces… ¡PASAD UN VERANO ESTUPENDO!
LA MANADA SEEONEE