Si, si habéis leído bien, la manada Seeonee nos hermanamos con la tribu de los Mandingas. Pero empecemos por el principio del campamento.
Como ya sabíais los lobatos íbamos a la selva del Barbahari en busca de unos ríos abundantes de agua y allí los encontramos. Lo primero que hicimos fue montar nuestras tiendas y reconocer un poco el terreno donde íbamos a pasar el resto del verano. La primera noche tuvimos lo que allí llamaban “el consejo de las tribus” donde se reunían los chamanes de cada tribu con el Gran Chaman del Barbahari, Kimshasha.
Los primeros días les dedicamos a construir nuestro cubil y a descubrir los alrededores de la zona y ver lo que la naturaleza nos podía ofrecer, sin perder de vista a la tribu de los Mandingas. Ya que la primera noche nos atacaron y nos robaron las primeras pieles, pero las pudimos recuperar con la ayuda de todas las tribus allí presentes.
Una de las primeras cosas que tuvimos que construir fue un camisero en el cual nuestras pieles estarían a salvo de las manos de los Mandingas. A parte de eso confeccionamos unos collares que nos servirían como protección. En estos días también había tiempo para seguir pasando pistas de Baloo y territorios.
Y así fueron pasando los días, unos mas calurosos que otros, por lo que teníamos que improvisar guerras de agua después de las comidas. Y cuando tuvimos controlados los movimientos de los Mandigas nos fuimos de marcha para descubrir los paisajes que nos ofrecía la selva del Barbahari, y que mejor forma de empezar una marcha que madrugando un poco, bueno bastante, para poder ver amanecer por el camino, pero mereció la pena porque pudimos subir a la cumbre del monte Gayubar a 1312m en el cual se vislumbraba nuestro próximo objetivo del camino, el pueblo de La Revilla en el que pudimos disfrutar de una tarde de piscina donde nos juntamos todo el grupo.
Recién llegados al campamento después de una dura pero bonita marcha fue el momento de convocar la roca del consejo en la cual se presentaron 7 aspirantes a la promesa del lobato que al día siguientes y con los padres como testigos la formularon para todos. Enhorabuena a: Carlos, Lorena, Alex, Daniela, Iker, Alba, Adrián F.
Los días fueron pasando mientras los lobatos nos seguíamos preparando por si un día los Mandingas nos atacaban por sorpresa. Aprendimos técnicas de caza y pesca.
Un día hicimos un simulacro de guerra en la manada, nos dividimos en dos equipos y estuvimos todo el día buscando nuestro campamento base y haciendo estrategias para poder atrapar al adversario. Al final del día nos dimos cuenta entre todos que la guerra es muy mala y que preferimos luchar con la palabra en vez de con las armas, así que al día siguiente nos dispusimos a ir al campamento de los mandingas para hablar con ellos y poder hacer un hermanamiento con ellos e invitarles a la gran velada del “Circulo de sol” en la que los Mandingas llevaban sin participar 35 años, y como los lobatos somos muy astutos y avispados conseguimos seguirles la pista y hablar con ellos. fue aquí cuando llego la sorpresa, los mandingas no eran quien, ni como nosotros pesábamos, resulta que la tribu que todo el mundo temía no eran mas que la “tribu de los sabios” que todo el campamento habíamos tenido con nosotros. ¡Que sorpresa! Y que lección nos dieron, ya que nos de puede juzgar a alguien antes de conocerles.
Bueno pues conseguido nuestro objetivo de hermanarnos con los Mandingas, se celebro el Círculo del sol en la que cada tribu enseñaba a los demás una disciplina circense, y en la que hubo tiempo para la celebración de dos momentos muy importantes para la vida de un lobato.
Por un lado la entrega de dos grandes huellas a Inés y a Celia.
¡Hip hip hurra! Felicidades a las dos.
Y por otro lado el final del camino de 10 lobatos que tendrán que cazar solos de aquí en adelante.
Buena Caza y Largas Lunas.
Y a todos los demás hasta pronto.
¡Haremos lo mejor!