Durante dos semanas, el lobato jugó y corrió con el bosque, el cielo y el prado; durante quince días saltó y nadó entre los bucles y remolinos del agua del estrecho torrente que custodiaban los jóvenes álamos de la orilla. Durante dos semanas, el bosque y el lobato rieron y jugaron el uno con el otro, hermano con hermano, juntos hasta desfallecer de cansancio y gozo.
Y cuando el lobato hubo de marcharse con sus amigos hacia el oeste, en busca de otroshorizontes, se volvió y gritó al torrente, al cielo y a los árboles, los señores del bosque, sus amigos: “Volveré”.
Y las aguas tintineantes del arroyo le vieron alejarse por la montaña hacia un sol poniente rojo, que arrastraba perezosamente los últimos colores del día, mientras, una a una, parpadeantes, aparecían las estrellas.
“Volveré”
Y pasaron nieves y lluvias, y soles nacieron y murieron. Y cada vez; los señores del bosque iban inquietándose más. Pero el viejo roble seguía murmurando: “Volverá… volverá”.
Y llegó una noche tenebrosa y sin luna en la que los árboles no aguantaron más. ¿Hasta cuándo vamos a esperar? gritaron los jóvenes álamos de la orilla del torrente. Y esta vez, ni el viejo y seco roble se atrevió el contestarles.
Entonces llamaron a las estrellas, que se inclinaron mansamente sobre los señores del bosque y les escucharon. Prometieron que, en adelante, mientras trazaban su arco secular por la bóveda celeste buscarían al muchacho y les traerían noticias suyas.
Y por fin, una noche fría y desapacible, encontraron al que una vez fuera lobato y se hermanara con el bosque, el arroyo y el prado. Salía de una reunión y colocaba descuidadamente su pañoleta en el bolsillo.
Las estrellas entonces le llamaron: “¿Por qué?” le preguntaron con voz profunda e impaciente; “¿Por qué rompiste tu Juramento con el arroyo, el bosque y el prado? ¿Por qué no volviste jamás, como habías prometido? ¿Por qué dejaste de ser Scout?”.
“¿Estáis locas?”, gritó el antiguo lobato, ahora crecido y con muchas responsabilidades en el grupo, ¿Qué queréis decir? ¡Es ahora cuando soy scout de verdad! Ahora asisto a reuniones entre grupos, a cursillos de preparación; realizamos trabajos y nos reunimos con jefes de otros grupos. Hacemos fiestas en honor a Baden-Powell y en nuestro grupo estamos más unidos que nunca iEs ahora cuando soy Scout!
Pero las estrellas no le escucharon y chillaron. Y él, tapándose los oídos, echó a correr, huyendo de su conciencia.